Dr. Juan C. Arguello
Médico general con especialidad en Cirugía plástica
juancarguello@hotmail.com
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Los antibióticos son muy utilizados, pero tomarlos cuando no debemos conlleva graves riesgos para el futuro.
Los antibióticos son medicamentos cuya función consiste en combatir infecciones bacterianas, es decir, aquellas producidas por un tipo de bacteria. El antibiótico puede destruir la bacteria (bacteriostático) o evitar que esta se reproduzca (bactericida), pero sea cual sea su mecanismo de acción, lo que hace es ayudar al sistema inmunitario hasta que este ya tiene capacidad para combatir por sí solo la infección.
Las bacterias son microorganismos unicelulares, esto quiere decir que son compuestas por una sola célula, por ello son imperceptibles al ojo humano. Para concretar más en los mecanismos de acción de los antibióticos, la forma que tienen de acabar con las bacterias es destruyendo la membrana que las rodea y provocando, por tanto que exploten. Esto es lo que hace, por ejemplo, la penicilina, el antibiótico más conocido. También pueden interferir en la síntesis de proteínas de la célula, provocando que el organismo no funcione correctamente y muera, y, por último, para evitar que se multipliquen, hay antibióticos que evitan que se replique el ARN y ADN de la misma, es decir, su material genético, y esto imposibilita su reproducción.
La toma incorrecta de antibióticos
Los antibióticos sólo se pueden adquirir con receta médica, y la causa es que no abusemos de ellos o los tomemos en situaciones en las que no tenemos una infección bacteriana. Por tanto, para saber si se trata de ese tipo de enfermedad, lo que debemos de hacer es acudir al médico ante cualquier sospecha, para que adapte el tratamiento a nuestra dolencia.
Es importante tener presente que los antibióticos no combaten los virus. Los virus son agentes infecciosos con una naturaleza, morfología y funcionamiento distinto al de las bacterias, por tanto, los mecanismos de acción de los antibióticos no tendrán nada que hacer contra este tipo de organismos. La sensación de mejora que se da tras la ingesta de antibióticos cuando tenemos un virus se debe o al efecto placebo o a que ha sido el propio cuerpo quien ha atacado al virus, cosa que hubiera ocurrido aun sin haber ingerido el fármaco.
Otra manera de tomar incorrectamente un antibiótico es no seguir el tratamiento como nos ha indicado nuestro médico o las instrucciones del medicamento. Generalmente, las cajas de antibióticos contienen todas las cápsulas necesarias para seguir un tratamiento completo. Sin embargo, muchas personas dejan de tomarlo cuando ya se encuentran bien, o lo hacen para guardar cápsulas para cuando se vuelvan a encontrar mal. Esto es un error fatal, si no terminamos de tomar todas las cápsulas, aun encontrándonos bien, no se producirá una acción completa y exitosa contra las bacterias, y estas pueden volver a infectarnos al poco tiempo de haber “sanado”.
Las consecuencias de tomar antibióticos en exceso
Tanto si tomamos los antibióticos cuando no tenemos ninguna bacteria ocasionando una infección, como si lo hacemos sin terminar el tratamiento de manera completa, estamos favoreciendo que muchas bacterias desarrollen resistencia a los mismos y dejen de hacer efecto. Pero, ¿cómo se produce esa resistencia?
Cuando consumimos antibióticos a largo plazo, éstos acaban con las bacterias más sensibles, pero las que son más fuertes, sobreviven y, como organismos vivos que son, se reproducen. Las bacterias, que son organismos con una enorme capacidad de adaptación al ambiente, son más o menos fuertes según su composición genética, entonces, si sobreviven las más fuertes, éstas transmitirán su material genético en la reproducción, creando más y más bacterias fuertes. Esto hará que en futuras ocasiones en las que se administre el antibiótico, éste no tenga efecto sobre ellas, por tanto, no podremos eliminar la infección.
El problema de la resistencia a los antibióticos se acentúa en los niños, a los que se tiende a exponer más al uso de estos medicamentos, entre otras razones, porque en esas edades contraen más infecciones víricas. Además, las bacterias que causan infecciones que se dan más en niños, tienen una mayor facilidad para desarrollar resistencia. Por eso, debemos de tener precaución a la hora de tratar a los niños y no darle antibióticos si el médico no lo considera necesario.
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